ÍO

Estamos acostumbrados a ver nuestro planeta como un cuerpo geológicamente activo en el Sistema Solar. Pero lo curioso es que hay otro cuerpo celeste más activo que la Tierra, y es Ío, el primer satélite de Júpiter.


La mayoría de los satélites que pertenecen a los planetas exteriores (de Júpiter a Neptuno) suelen tener su superficie congelada, pero tenemos una excepción: Io, el primer satélite de Júpiter (el más cercano a él), que es cuerpo geológico visto más activo en el Sistema Solar. Descubierto por Galileo en 1610 y con un tamaño ligeramente más grande que la Luna, es relativamente cálido, con una temperatura promedio de 130 ° K (- 143 ° C).

Cuando la nave espacial Voyager 1 nos envió las primeras fotografías de su superficie en 1979, los científicos pensaban que estaría llena de cráteres al igual que la superficie de la Luna, pero no fue así. Está llena de volcanes activos, que han borrado los restos de impactos, de manera que su superficie es relativamente joven. A diferencia de otros satélites, se cree que su núcleo está formado por hierro líquido, con unos 900 km de radio, rodeado de rocas silicatadas (según la información recibida por la sonda Galileo a partir de 1995).
 

De esta manera, tiene más de 400 volcanes activos (hay un gran número de cráteres volcánicos) que producen nubes de dióxido de azufre y sulfuro de hasta 500 km de altitud. La energía para esta actividad proviene del efecto de las mareas (atracción gravitatoria) de Júpiter, Europa y Ganímedes (estos dos últimos, también son satélites de Júpiter). Europa y Ganímedes alteran la órbita de Ío y Júpiter (con el campo magnético más fuerte del sistema solar) provoca el efecto contrario, por lo que Ío vuelve a su órbita original, pero esto produce irregularidades en su corteza de hasta 100 metros de altura, que también produce energía calorífica.
 
Esta alta actividad hace que sea el cuerpo más cálido del Sistema Solar, llegando a las temperaturas mencionadas anteriormente, pero en el momento de la erupción de los volcanes pueden llegar a 2000 º K (1827 ° C). Así, Ío emite sustancias gaseosas tales como cloruro de sodio, potasio, silicatos, e incluso hierro. Es el único cuerpo del Sistema Solar, aparte de la Tierra, donde se ha podido fotografiar a una erupción.

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